La mano como órgano motor ligado a la inteligencia. La importancia del movimiento libre

Manos que trabajan, inteligencia que se forma

El movimiento ha sido tristemente olvidado en el ámbito educativo, relegado  exclusivamente a la educación física, pasando todavía inadvertida su conexión con la inteligencia. Resulta paradójico, aun teniendo constancia de que el movimiento es la meta final del sistema nervioso. Y es que la expresión oral o escrita de los pensamientos sería imposible sin la energía –movimiento, en definitiva– que los nervios comunican a nuestros músculos.

 

En este sentido, favorecer la libertad de movimiento y la exploración libre, con un acompañamiento respetuoso y consciente por parte del adulto a cargo del cuidado del niño resulta crucial durante los primeros años de vida, pues influye de manera determinante en la construcción de la personalidad y el desarrollo de la inteligencia.

Desde que nace, el bebé –acomodado sobre cualquier superficie– comienza a relacionarse y conquistar el ambiente que le rodea; pronto empieza a interiorizar términos abstractos como la distancia, la altura o la profundidad, nutriéndose del entorno y recibiendo referencias de la disposición de los objetos en relación a su cuerpecito, que cada día adquiere mayor movilidad.

 

En este sentido, es tarea nuestra como padres/madres ofrecerles materiales de calidad en el momento preciso y atendiendo a sus intereses –como ya adelantaba en uno de los primeros artículos de la sección de Crianza del blog, en el que narraba nuestra experiencia con el set de experimentación con agua y arena de la juguetería Jugaia–.

El objetivo de proveerles de materiales de calidad no es otro que el de brindarles la oportunidad de descubrir las cualidades de los diferentes objetos que analizan y relacionarse de manera libre, autónoma y segura con el ambiente.

Para la educación del movimiento de la mano, “el verdadero órgano motor ligado a la inteligencia”, en palabras de la prestigiosa pedagoga María Montessori, y el desarrollo de la prensión, la precisión y la fuerza en la musculatura del brazo, antebrazo, muñeca y dedos, una de nuestras herramientas de juego favoritas son los cuencos y bolas de colores de Joguines Grapat disponibles a la venta en Jugaia.

Sus posibilidades, al igual que el espectro de actividades que al ser humano le permiten sus manos, es imposible de delimitar. Las bolas y cuencos de colores viajan con nosotros allá donde vayamos; tanto es así que Jana no dudó un instante en llevárselos en su mochila hasta Islandia.

Acabados de aterrizar en casa tras las vacaciones, me apetecía muchísimo compartir nuestra experiencia con lo que más que un juguete, es un auténtico tesoro para nosotras.

 


Se trata de seis bolas de colores con seis cuencos que las arropan cuyas posibilidades de juego, como adelantaba, son infinitas. Desde apilar los cuencos hasta agruparlos con las bolas, ordenarlos por colores, jugar al cu-cu utilizando el cuenco como tapa, esconderlas, hacerlas rodar…

 

La calidez y naturalidad de este material lo convierte en una herramienta de juego espectacular. Son juguetes, como todas las propuestas de Joguines Grapat, producidos siguiendo procesos artesanales con materiales sostenibles, de proximidad y no tóxicos.

 

Los cuencos y bolas de Joguines Grapat disponibles en Jugaia son un material que podemos ofrecerle a nuestros pequeños desde el primer año de vida. Se trata de una herramienta de juego que favorece la exploración libre del bebé. Enfocada al desarrollo y control del movimiento de la mano, permite a su vez potenciar las capacidades lingüísticas, cognitivas, sensoriales e incluso artísticas del niño. Vocabulario, colores, texturas, precisión… Una herramienta perfecta para aprender jugando.

Apilar, encajar, insertar, trasvasar, son actividades todas ellas que a los niños les encantan; les entretienen muchísimo a la vez que mejoran la coordinación viso-motora, entrenan la concentración y favorecen su autoestima. Todo esto es posible realizarlo gracias a lo que a simple vista podrían parecer unos sencillos cuencos.

 

 

Jugaia está de celebración

 

Jugaia, una de nuestras jugueterías de referencia, está de aniversario y desde earlychildfood.com queremos sumarnos a la celebración proponiendo actividades similares a las que en casa ponemos en práctica con los cuencos y bolas de Joguines Grapat, cubriendo el espectro de edad de cero a tres años, con algunos de sus juguetes más emblemáticos.

 

Actividades de cero a seis meses

 

Durante los primeros seis meses de vida, si atendemos al desarrollo motriz de nuestros hijos, advertimos un desarrollo progresivo y significativo en las habilidades que adquieren con sus manos.

Desde una primera prensión, alrededor del tercer o cuarto mes, hasta la inclusión paulatina de los dedos y la palma, que propicia un agarre más preciso.

 

Materiales que podemos ofrecerle durante los primeros seis meses de vida: Desde diferentes materiales y texturas hasta objetos que produzcan sonidos como los sonajeros naturales de Jugaia, actividades con objetos seleccionados que inviten a la prensión espontánea o pelotas lentas como proponía en el último artículo de la sección de crianza del blog y que puedes consultar aquí.

 

Actividades a partir de los ocho meses

 

Alrededor de los ocho meses aproximadamente, el pequeño es capaz de flexionar la muñeca con lo que el abanico de posibilidades se incrementa de manera notable, pudiendo manipular dos objetos a la vez gracias, además, a que ha adquirido recientemente la posición de sentado.

A partir de ahora, nuestro hijo comenzará a estudiar la distancia entre su cuerpo y los objetos que le rodean, la profundidad del espacio en el que hemos dispuesto sus herramientas de juego como contenedores, cajones o estanterías y los efectos sonoros y cinéticos de las que se convertirán en sus acciones favoritas como son lamer, lanzar o golpear.

Materiales que podemos ofrecerle a partir de los ocho meses: Todos aquellos que le inviten a introducir y extraer (experimentar con contenedores); una cesta de tesoros; bolsas de tela o papel a su altura para poder encontrar o esconder un objeto seleccionado… En este sentido los apilables y encajables de madera disponibles en Jugaia son una fantástica opción.

 

Actividades a partir de los 12 meses

 

Muchos bebés a partir del año empiezan a dar sus primeros pasos con relativa estabilidad y se muestran preparados para afrontar nuevas experiencias. Ahora, además, tienen las dos manos libres con lo que se sentirán especialmente atraídos por materiales que le permitan empujar, arrastrar, tirar, transportar, entrar, salir, sobrepasar, subir encima de algo…

 


Materiales que podemos ofrecerle a partir de los doce meses:

 

Un espacio amplio dedicado a garantizar las actividades de movimiento global (subir, planos inclinados, escaleras, rincones para esconderse, pelotas…) y otra zona más pequeña con una mesita y alfombras para las actividades manuales y las primeras lecturas. Podemos ofrecerle juguetes de arrastre, carritos para empujar, cajas de cartón, de madera, objetos sencillos y poco estructurados que se puedan combinar de varias formas o las primeras astas verticales disponibles en Jugaia son algunas de las opciones.

 


Actividades a partir de los 18 meses

 

Entre los 15 y los 18 meses, la coordinación y control de sus movimientos globales es significativamente mayor y el movimiento de sus manos, dedos y muñecas se perfecciona al adquirir más fuerza y precisión. Se sentirá a partir de ahora especialmente atraído por actividades que tienen que ver con apilar y demoler, abrir y cerrar, meter y sacar, llenar o vaciar (trasvasar).

Materiales que podemos ofrecerle a partir de los 18 meses: Aquellos que favorezcan poner en práctica diferentes maneras de entrenar el abrir y cerrar como cajones, envases o monederos; trasvase de material granular con las primeras herramientas como puedan ser una cuchara o pala pequeña, y por último, líquidos. En este sentido tienes disponible en el blog nuestra experiencia con el set de experimentación con agua y arena de Jugaia.

 

Actividades a partir de los 24 meses:

 

Hacia los 24 meses, tanto la motricidad global como la motricidad fina alcanzan un notable nivel de control. Las manos del niño adquieren una mayor destreza, la pinza índice-pulgar ahora es fuerte y combinada con la rotación de la muñeca permite al niño vestirse, lavarse, comer con cubiertos, además de cortar, construir, ensartar, enhebrar, trasvasar con precisión, enroscar y dibujar.

 

Materiales que podemos ofrecerle a partir de los 24 meses: Trasvases más complejos, objetos de enroscar, actividades de precisión con diferentes cierres y candados, hilos, agujas o perlas.

 

La puesta en práctica de actividades como las que he ido comentando a lo largo del artículo favorecerá el perfeccionamiento del movimiento coordinado en el niño, respetando su maduración fisiológica y psicológica; cada vez que el pequeño conquiste una nueva habilidad, la ejercitará una y otra vez antes de pasar a la sucesiva. La repetición por tanto favorecerá el entrenamiento de la concentración, una herramienta muy útil a medida que va creciendo.

 

Actividades a partir de los 24 meses:

 

Hacia los 24 meses, tanto la motricidad global como la motricidad fina alcanzan un notable nivel de control. Las manos del niño adquieren una mayor destreza, la pinza índice-pulgar ahora es fuerte y combinada con la rotación de la muñeca permite al niño vestirse, lavarse, comer con cubiertos, además de cortar, construir, ensartar, enhebrar, trasvasar con precisión, enroscar y dibujar.

 

Materiales que podemos ofrecerle a partir de los 24 meses: Trasvases más complejos, objetos de enroscar, actividades de precisión con diferentes cierres y candados, hilos, agujas o perlas.

 

La puesta en práctica de actividades como las que he ido comentando a lo largo del artículo favorecerá el perfeccionamiento del movimiento coordinado en el niño, respetando su maduración fisiológica y psicológica; cada vez que el pequeño conquiste una nueva habilidad, la ejercitará una y otra vez antes de pasar a la sucesiva. La repetición por tanto favorecerá el entrenamiento de la concentración, una herramienta muy útil a medida que va creciendo.

 

Para concluir, me gustaría como siempre resaltar la importancia de la actitud del adulto a cargo del cuidado del niño. En este sentido debemos proponernos evitar comentarios del tipo “aprende a…” y limitar nuestras intervenciones. Será tarea nuestra no entretenerle, permitir errores, no adelantar posturas, no enfocarnos en lo que el niño sabe o no sabe hacer y dejarle tiempo para experimentar. En definitiva, observar, conocer y seguir al niño de manera neutral y empática. Y es que una actitud de alegría, aceptación y apertura le permitirá crecer a nuestro hijo libre y feliz.

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