El período sensitivo del orden aplicado al juego. La importancia de la exploración libre para el desarrollo psicomotor del bebé

El juego infantil es la expresión máxima de la vida

Al final del primer año de vida, los bebés se sienten especialmente atraídos por el orden externo. Sorprende esta afirmación cuando a menudo los adultos sostenemos que los niños son desordenados por naturaleza. Se trata de un interés por el orden que el niño también traslada al juego.

La sensibilidad por el orden existe en el niño de manera simultánea bajo dos aspectos: externo e interno. El primero tiene que ver con las relaciones entre el niño y el ambiente; el segundo, da sentido a las partes del cuerpo que actúan en los movimientos. Refiriéndonos a este último, es lo que la prestigiosa pedagoga María Montessori denominó orientación interior y que la Psicología Experimental define como memoria muscular. Un sentido que permite al ser humano darse cuenta de las diversas posiciones que adquieren los miembros de su cuerpo, que actúan según su razón y voluntad.

 

María Montessori definió esta etapa relativa al orden como uno de los períodos sensitivos más importantes y misteriosos del niño. Períodos sensitivos pasajeros que el científico holandés Hugo de Vries identificó en los animales como sensibilidades especiales que se encuentran en los seres en evolución y que se limitan a la adquisición de un carácter determinado. El ejemplo más representativo es el insecto que experimenta la metamorfosis.

 

María Montessori extrapoló las conclusiones de esta teoría al crecimiento infantil y comprobó que el niño también aprende en períodos concretos en los que se pone en contacto con el mundo exterior de un modo excepcionalmente intenso.

 

“Entonces todo le resulta fácil, todo es entusiasmo y vida. Cada esfuerzo representa un aumento de poder. Cuando en el período sensitivo, ya ha adquirido unos conocimientos, sobreviene el torpor de la indiferencia, la fatiga. Pero cuando algunas de estas pasiones psíquicas se apagan, otras llamas se encienden y así la infancia pasa de conquista en conquista, en una vibración vigorosa continua, que hemos llamado el gozo y la felicidad infantil”, describe María Montessori en El niño el secreto de la infancia.

 

En este sentido, la pedagoga distinguió entre el orden, el refinamiento sensorial, la adquisición del lenguaje oral y el desarrollo del movimiento como los períodos sensitivos más relevantes del niño.

 

Cuando algún obstáculo impide al niño desarrollarse de manera libre durante estos períodos concretos, se producen reacciones dolorosas e incluso violentas en el pequeño; lo que comúnmente se han denominado caprichos, ignorando muchas veces las causas de estas reacciones en el niño.

 

Los caprichos son la expresión de una necesidad no satisfecha que crea un estado de tensión. Cuando somos capaces de identificar, comprender y satisfacer estas reacciones, al estado inicial de agitación le sobreviene la calma. Respetar los períodos sensitivos del niño resulta, por tanto, fundamental.

 

Elemento de juego Carla. Hoy jugamos con Jugaia

 

Aplicado al juego, una de nuestras herramientas favoritas para satisfacer las ansias de conocimiento que surgen en el niño durante estos períodos es el elemento de juego Carla a la venta en la juguetería Jugaia.

 

En total, 72 anillas, 36 monedas y 12 nins; un material que cautiva a pequeños y mayores por la naturalidad y calidez de sus colores y texturas. El elemento de juego Carla inspira en el pequeño el equilibrio, la armonía y el orden al que hacíamos referencia. Emparejar cada nincon las anillas y monedas del mismo color surge de manera espontánea en el niño.

 

Se trata de un set con más de 100 elementos de juego, recomendado a partir del año, y que invita a imaginar y crear. Sueños de madera hechos realidad a partir de procedimientos artesanales con materiales sostenibles, de proximidad y no tóxicos, que favorecen el desarrollo cognitivo y sensorial del bebé. Piezas perfectamente trabajadas como todas y cada una de las propuestas de Joguines Grapat a la venta en Jugaia.

De nuevo, como los cuencos y bolas de los que te hablaba en el artículo anterior, se trata de una herramienta de juego abierto cuyas posibilidades de exploración son infinitas. Piezas diseñadas estratégicamente para adaptarse a las pequeñas manitas del bebé; una herramienta de juego que le acompañará a lo largo de su infancia.

 

Las anillas, monedas y nins unidos a otras herramientas como los cuencos y bolas, los carretes y canicas, o incluso elementos de la propia naturaleza, nos dan pie a adentrarnos en el juego heurístico, un término que deriva del griego “eureko” y que significa “sirve para descubrir o alcanzar el conocimiento de”.

 

Sin que ningún adulto oriente al niño y siempre y cuando disponga de materiales que explorar libremente, a través de esta dinámica, el pequeño crea su propio escenario de juego.

El juego heurístico desempeña un papel muy importante en el desarrollo de la capacidad de concentración, ligado íntimamente al desarrollo cognitivo y al progreso educativo. Un juego que tiene su propia lógica interna y que invita a desarrollar la creatividad. Ya lo dijo Albert Einstein: “la creatividad es la inteligencia divirtiéndose”.

 

El juego heurístico, escriben Elinor Goldschimied y Sonia Jackson en La educación infantil de 0 a 3 años, es un enfoque y no una receta. De entre la gran cantidad de elementos disponibles, el niño piensa y construye su propio juego: selecciona, distingue, compara, coloca en serie, tapa, destapa, apila, introduce, encaja, hace rodar, equilibra… Nuestro papel será el de organizador y facilitador, nunca el de iniciador.

 

Delimitar el espacio de juego con una alfombra o bandejas por ejemplo es importante para ayudarle a mantener la concentración. A medida que el pequeño vaya adquiriendo mayor movilidad, sentirá una necesidad cada vez mayor de explorar y experimentar con los materiales que pongamos a su alcance; creará minimundos y dará forma a diversas realidades. Ciudades, pueblos, acantilados, bosques, playas… El límite lo pone su imaginación.

 

“No puede existir trabajo eficaz ni satisfactorio sin juego; no puede existir pensamiento sólido ni saludable sin juego” escribió Charles Dickens.

 

“El secreto de la buena enseñanza es considerar la inteligencia del niño como un campo fértil en el que pueden sembrarse semillas, para crecer bajo el calor de una flamante imaginación”. Por lo tanto -recoge el libro La educación para el desarrollo humano. Comprendiendo a Montessori– escrito por Mario Montessori, “nuestro objetivo no es hacer que el niño entienda, y aún menos, forzarlo a memorizar, sino conmover su imaginación para entusiasmarlo hasta su corazón mismo”.

 

Siguiendo este método pedagógico, los niños interactúan en un ambiente preparado basado en unos principios naturales muy claros: autonomía, iniciativa, independencia, capacidad de elegir, autodisciplina y desarrollo de la voluntad. El niño se convierte en su propio maestro.

 

María Montessori no quería crear genios sino dar a cada ser humano la oportunidad de poder desarrollar sus propias capacidades, por sí mismos, y con los otros. Y de esta manera ayudar a los niños a convertirse en personas más humanas, equilibradas e independientes. Siempre estuvo convencida de que la educación es el único camino para construir la paz. Está en nuestra mano.

 

¡Feliz juego!

Si te ha gustado este artículo, también te puede interesar la importancia del movimiento libre durante los tres primeros años de vida y nuestra experiencia con el set de experimentación con agua y arena de Jugaia. Gracias por leerme y hasta el próximo artículo.

 

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